Mustang, medio siglo galopando carreteras

Del proyecto a la leyenda

Acababa de empezar la década de los 60 y Ford buscaba tener un deportivo, sencillo, pero que a la vez tuviera garra. Un coche que pudiera circular por la calle y, con una pequeña preparación, participar en pruebas deportivas. Así nació en 1964 el Mustang Shelby GT350, primero de una histórica saga de leyenda.

La primera serie de este Ford estuvo vigente hasta 1973. Los primeros Mustang equipaban un motor de seis cilindros atmosférico, cambio de tres velocidades y partían de unos 164 caballos. Conforme pasaba el tiempo entraron en acción los cambios automáticos ‘cruise matic’ y el motor de 2.8 litros Thriftpower fue creciendo en cubicaje hasta los 3,3 litros. También se montó otro propulsor en V de ocho cilindros denominado Windsor de 4,3 y 4,7 litros.

Nueve años después, el corazón del Mustang montaban los motores Cobra Jet & Super Cobra Jet V8 de 6,4 litros y FE HiPo V8 de 7,0 litros. Las potencias llegaron hasta los 375 caballos con la incorporación de sistemas de alimentación biturbo. Todos con trasmisión trasera.

El deportivo estaba disponible en tres carrocerías, todas de dos puertas. El Fastback, terminado por un cristal trasero que se alarga por el maletero; el Cupé Hardtop y el descapotable. La carrocería creció en 1967 para alojar los nuevos motores con más cilindros. Este modelo, tal vez, es el más cotizado de la historia del Mustang.

En 1969 había once versiones del Mustang. Entre los ‘extras’ ofrecían sólo una radio AM/FM. Poco a poco fue también dotándose el deportivo con potentes frenos de disco delanteros. Esas primeras series contaban con asientos de piel y volantes de madera.

En 1971 y hasta 1973 se hizo un ‘lavado de cara’ de esta primera serie, con lo que el modelo perdía todo el carácter, diseño y belleza, para convertirse en coche con líneas más integradas en las que perdía su característica parrilla y su recortada zaga. Era un coche “más comercial”, como lo definieron en aquel momento

Segundas partes

La cuarta serie del Mustang se vuelve más agresiva y menos urbana, tanto de formas como de modos. En 1998 se incorporó un motor de 4,6 litros con 305 caballos para mover el Cobra, con suspensión independiente trasera. El final del siglo supuso una redefinición de las formas, otra vez más marcadas y menos suaves que las dos series anteriores.

Para entonces el Mustang era el rey en EE UU, donde el Camaro dejó de producirse en 2002. Su mayor propulsor realizado por los técnicos del SVT de Ford de 4,6 litros llegó a desarrollar los 390 cv., además del 5.8 litros de 405 que montó el Cobra R Windsor V8.

Y llegó la quinta y última generación, que comenzó a desarrollarse en 2002. El coche vuelve a las formas de los 60, recuperando toda su personalidad en el morro y la zaga. Un coche que no deja a nadie indiferente. En 2006 se presentó el Shelby V8 supercompresor de 5,5 litros, 32 válvulas y 500 cv., con transmisión manual; por debajo había motorizaciones de V6 de 305 cv. y un V8 5.0 de 412 cv, denominados Coyote,. Todos con cajas manuales de seis velocidades. También incorporan centralita eléctrónica y las primeras ayudas a la conducción. Hay que señalar que no todos los motores llegan a todos los mercados en la actualidad, dadas las distintas normativas anticontaminación, pero el Mustang sigue cabalgando y lo hace con la misma fuerza que hace cincuenta años.